DONACIÓN DE 500 MASCARILLAS PARA LA ASOCIACIÓN DE COMERCIANTES Y RESTAURADORES DE INCA (MALLORCA)

¿Te acuerdas de aquel abril de 2020? Como cantaba Sabina, ¿quién me ha robado el mes de abril?…

Estábamos todos confinados en casa porque se había decretado el Estado de Alarma por crisis sanitaria del COVID-19. Eran días de incertidumbre, miedo, incredulidad… todo parecía una mala peli de Hollywood. Recuerdo estar en la oficina (mi trabajo se considera esencial) y no ver pasar absolutamente a nadie por la calle. Todos los negocios vecinos estaban cerrados. El panorama era realmente desolador.

Y cuando escuchabas las noticias, el ápice de esperanza que te quedaba, moría definitivamente. Salíamos cada día a nuestros balcones para aplaudir a los sanitarios, nuestros héroes. Estaban en la primera línea de fuego, luchando contra el virus. Después nos dimos cuenta que los policías, los basureros, los dependientes de los supermercados, también eran nuestros héroes.

Después de Semana Santa, tímidamente empezaron a abrir algunos negocios. Pero, con mucha incertidumbre, pues no estaba claro cuales eran las medidas de seguridad que tenían que adoptar los pequeños negocios. El material de protección y limpieza era caro. Recuerdo haber pagado 5€ por cinco pares de guantes. El hidrogel cotizaba más que el oro. Llegaban aviones de China con material, que se devolvía porque era defectuoso. Por las redes sociales circulaban vídeos de como fabricarte tu propias mascarillas porque, simplemente, no había.

A mediados de abril, me enteré que una fabrica de tejidos francesa se había reinventado (como tantos) y empezaba a fabricar mascarillas de tela, lavables hasta 10 veces y certificadas. Protegían realmente a las personas. Que bien me vendrían esas mascarillas cuando empezara la “nueva normalidad”. Después mire por el cristal de la oficina y pensé: que bien le vendrían a mi vecino también, y a los del bar de la plaza, e incluso a las 5 agencias y corredurías de seguros que hay en mi misma calle.

Hay que haber sido autónomo una vez en la vida para entender lo que se siente al estar absolutamente desprotegido , como David contra Goliad. Así que al final compre 500 mascarillas y las done a la Asociación de comerciantes para que pusiera a disposición de los pequeños comercios de nuestra ciudad cuando volvieran a abrir sus puertas. Solo es un pequeño granito de arena. Pero de millones de granitos se construyen montañas.